El por que se llama “ojo circular de la copia”
Antes de proseguir con las consideraciones prácticas, resulta conveniente discutir algunas características del Sharingan. Como ya hemos introducido, esta habilidad parte de la observación del desempeño de otros. Por tanto resulta obvio que se asocie con el sentido de la vista. Pero en este simbolismo semántico no debe olvidarse la diferencia que existe entre “ver” y “observar”.
De la misma manera que se llama “videntes” a las personas capaces de percibir otras realidades, la tradición ubica el Sharingan en la pupila del ojo humano. Tal vez por que la vista permite obtener la mayor cantidad de información de nuestro entorno. Sin embargo, debemos considerar que la visión sería inútil sin el sentido del equilibrio, que se esconde en lo profundo de nuestros oídos, y que a su vez el oído carecería de referencia si no fuera por el tacto, diseminado en todo nuestro cuerpo, que permite ubicar la posición relativa de cada miembro.
Los sentidos del hombre pueden separarse sólo en palabras, pues toda la información percibida por los órganos sensoriales se integra en los distintos niveles del cerebro, orquestando movimientos involuntarios en armonía con la voluntad. Si decidimos, por ejemplo, mirar al cielo, miles de fibras musculares de nuestro cuello se relajan o se tensan sin que nuestra conciencia asista uno por uno a estos eventos. Aun que el resultado sea simple, el proceso que media entre nuestra voluntad y los eventos más insignificantes de nuestra vida es incomprensiblemente complejo. Por ello, a pesar que se considere un tipo de “visión”, el uso del Sharingan involucra todos los sentidos, incluso aquellos no asociados a ningún órgano del cuerpo físico.
Como el resultado inmediato de esta habilidad es la capacidad de reproducir las acciones observadas, se explica que se le considere una forma de “copia”. Pero, siendo precisos, más que una “copia”, resulta una adaptación. Para lograr reproducir el desempeño de otros, el Sharingan no puede limitarse a repetir mecánicamente sus acciones. Debe, simultáneamente a la recepción de la información, traducirla al propio lenguaje corporal y acondicionarla a las capacidades y condiciones del propio cuerpo. En otras palabras, este arte permite elaborar un conjunto de órdenes mentales partiendo de un mínimo de información percibida a través de los sentidos. Cuando se comprende el grado de complejidad de este trámite, resulta evidente que con la sola intervención de la vista no es posible llevarlo a cabo. De la misma manera se intuye que el uso práctico del Sharingan tiene como fronteras los límites físicos y mentales de quien lo usa.
Por último, en este análisis etimológico de su nombre, debemos explicar por que se considera “circular”. Básicamente el Sharingan es una habilidad de retroalimentación. Partiendo de la acción percibida en el otro, se generan las equivalencias internas que conducen nuevamente a la acción misma. Es decir, el Sharingan traza un círculo que une la voluntad del observador con la del observado, haciendo converger sus acciones. Claramente este argumento encuentra su metáfora estética en la redondez de la pupila, pero la representación tradicional del “ojo Sharingan” es sólo el reflejo artístico de su naturaleza abstracta. Adicionalmente, debe añadirse que el uso de esta habilidad puede ir acompañado de una inmediatez supranormal. Según la creencia de muchos, el carácter circular del Sharingan se manifiesta no sólo dentro de la mente, sino fuera de esta, en el continuo espacio-tiempo. Esta hipótesis recibe su estímulo en la rapidez inusual con que puede desenvolverse el proceso de observación-copia cuando las capacidades del portador lo favorecen, que en ciertas ocasiones anticipa las acciones del observado y las “copia” antes de haberlas “visto”. Su justificación, en cambio, viene del campo de la física moderna.
Según el consenso de los científicos contemporáneos, el espacio y el tiempo no existen independientes. Muchos fenómenos desconcertantes han encontrado explicación considerando que nuestro universo se desenvuelve en un “espacio” mucho más rico, en el que los objetos no sólo tienen altura, ancho y profundidad, sino que tienen otros atributos métricos asociados al tiempo y a la masa. En este “hiperespacio” nuestra percepción de la realidad es limitada. Desde nuestra perspectiva, el tiempo es inexorable y el espacio infranqueable. Pero ciertamente, ambos, tiempo y espacio, son físicamente de igual naturaleza. Las leyes que describen nuestro mundo físico no distinguen entre “aquí y allá” o “antes y después”.
Por ejemplo, cuando caminamos en círculo, regresamos al punto de partida habiendo vivido nuevas experiencias. Si recorriéramos un círculo en el hiperespacio, regresaríamos al mismo lugar en el mismo instante de partida, sólo que en nuestro recorrido, de una manera inexplicable, habremos vivido experiencias que tal vez no han ocurrido todavía. Muchos ven en este argumento la justificación a todas las formas de anticipación que experimenta el ser humano, incluido el Sharigan. Otros sin embargo, prefieren atribuir esta antelación a la complejidad de la mente humana, que permite inferir el comportamiento futuro basándose en observaciones precedentes. Sea una u otra la razón, el Sharingan es sin duda una habilidad fascinante, incluso sin considerar ninguno de sus discutidos atributos supranormales.
Se recomienda leer la tercera parte de este escrito.
Terminado de transcribir las 21:30 horas del día 22 de septiembre de 2007, en la ciudad italiana de Pavia. Viviendo la oposición celeste de Marte y Plutón, en cuadratura simultánea con el Sol, mientras Neptuno hacía oposición a Venus. Un malestar repentino de naturaleza extraña se apoderó de mi vientre y de mi cabeza, impidiéndome seguir escribiendo. Al parecer estoy viviendo un período de sensibilidad a las presencias invisibles.